domingo, 6 de marzo de 2016

DOSSIER 2/03


En la sesión de hoy, por cierto muy interesante y motivadora como todas las demás, hemos visto como se traduce en la práctica un proyecto CLILL.

Habíamos hablado en otra asignatura del máster de esta tipología de enseñanza bilingüe y en una entrada del blog de hace unos meses me había mostrado algo escéptica acerca de la validez de impartir otra asignatura en un idioma extranjero.

Pues bien, tras una sesión “practica” y una interesante discusión con Ana, creo que mi perspectiva ha cambiado porque ahora confío en que la metodología Clill sí puede ser válida, siempre y cuando concurran varios factores que pasaré a describir a continuación.

En primer lugar hace falta una “competencia emprendedora” por parte del docente que decide dar el salto e impartir su asignatura en L2. Considero que se trata de reto importante por el docente que tiene que plantear una lección de física o historia teniendo en cuenta no solamente los contenidos a impartir, sino también la comunicación de dichos contenidos en una L2; de ahí que tendrá que asumir que el significado prima sobre la forma y que, por lo tanto, el aprendizaje de la lengua se produce de forma incidental. 

Este concepto, conocido y aplicado por muchos docentes de L2 puede que no sea lo habitual para los docentes de otras asignaturas que, como he dicho, tendrán que replantear, en la mayoría de los casos, su forma de dar una clase en L2. Y es aquí cuando entra en juego el docente de L2 que se halla como una especie de “mentor” que acompaña, monitoriza, guía y facilita la labor de su compañero/a.

Todo lo que nos ha contado Ana, desde las actividades que realiza en clase con los alumnos de la sección bilingüe, hasta la colaboración que ha establecido con la compañera de matemáticas, me parecen  elementos fundamentales para que el proyecto Clill sea un éxito.

Si ambos profesores trabajan en la misma dirección, si hay colaboración, intercambio de materiales e ideas, puesta en común de conocimientos, estrategias, etc. los alumnos podrán sacarle provecho a este nuevo tipo de enseñanza.

Pero ¿es esta la realidad de nuestros centros? ¿Cuantos docentes hay como Ana que se comprometen hasta el punto de dedicar tanto tiempo y esfuerzos a estos proyectos?

A esta pregunta no puedo responder – y tampoco quiero caer en la crítica fácil hacia el profesorado – entre otras cosas porque no soy profesora de secundaria y por lo tanto hay dinámicas que se me escapan.

Sin embargo, confío en que seamos capaces de mejorar la situación de la enseñanza en Galicia y en España, gracias también a todo cuanto nos han enseñado Ana y Luz, dos fantásticas docentes que aman su trabajo y que trasmiten pasión por lo que hacen. ¡Gracias!


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