lunes, 21 de diciembre de 2015

TEMA 2




¿ENFOQUE COMUNICATIVO: ¿UTOPÍA O REALIDAD? ¿QUE HAY QUE CAMBIAR EN LAS CLASES?

La lengua es el instrumento por excelencia del aprendizaje y la comunicación. Tanto las lenguas primeras como las lenguas extranjeras forman parte en la actualidad, y cada vez lo harán más en el futuro, del bagaje vital de las personas en un mundo en continua expansión en el que, a la vez, las relaciones entre individuos, países, organismos y corporaciones se hacen más frecuentes y más estrechas.

Así empieza el apartado que la LOMCE dedica a la Primera Lengua Extranjera y que se hace eco de los principios del marco estratégico «Educación y Formación 2020» que establece la prioridad del aprendizaje de idiomas, haciendo hincapié en que la comunicación en lenguas extranjeras es una de las ocho competencias clave necesarias para mejorar la calidad y la eficacia de la educación y la formación.

Además, en la LOMCE se hace también referencia al “Marco Común Europeo de Referencia para lasLenguas” como base de lo que los estudiantes deberán ser capaces de hacer en el idioma extranjero en diversos contextos comunicativos reales en los que, dependiendo de las distintas etapas educativas, tendrán oportunidad de actuar. [1]

Así, pues, el estudio de la lengua extranjera se plantea como un proceso de aprendizaje que, por un lado, debe acercarse al proceso de adquisición de las lenguas maternas para poder producir resultados directamente aplicables al uso lingüístico en el mundo real y, por otro, al desarrollo de determinadas competencias, lingüísticas y comunicativas, que permitan comprender, expresarse, interactuar e articular pensamientos y sentimientos sobre uno mismo y sobre el ambiente que le rodea.

Personalmente, no puedo no compartir estos principios y estoy totalmente a favor de que se produzca un giro en materia de enseñanza de idiomas hacia un plurilingüismo y pluriculturalismo. Sin embargo, las actuales prácticas de enseñanza en las aulas aún distan bastante, en mi opinión, de los planteamientos, seguramente un poco ideales, de la Unión Europea.

Lejos de abordar el tema bajo una perspectiva catastrofista, considero que los planteamientos basado en un enfoque comunicativo todavía no son una realidad en las aulas bien porque los docentes de lenguas extranjeras se ven “atados” por el cumplimiento de los programas curriculares, bien porque en muchos casos, este tipo de enseñanza, requiere de formación, predisposición y compromiso que no todos los docentes están dispuestos a asumir, y seguramente una mentalidad plurilingüe también. Además, el número de horas que se destina al aprendizaje de un idioma es claramente insuficiente para cumplir con los objetivos del marco y por lo tanto, hay muy poco margen para implementar actividades complementarias que puedan servir para fomentar una manera diferente de estudiar un idioma extranjero. 
No obstante, considero que algo sí que se puede mejorar en las aulas y que los docentes aún tenemos margen de actuación para proponer actividades que presenten el idioma extranjero como algo diferente de una simple memorización de palabras y frases y un sinfín de fichas y ejercicios.


  • En primer lugar, una clase de idiomas debería representar un momento de inmersión lingüística no en abstracto, sino buscando objetivos concretos,  por lo que el docente debería utilizar el idioma extranjero a lo largo de toda la sesión. Acostumbrar el oído al idioma es un primer paso para acercarnos a la lengua extranjera y asimilar palabras, estructuras, frases de forma natural, tal y como acontece con los niños.

  • Consciente de que hay que cumplir con los objetivos del currículo de cara a la evaluación final, creo en la importancia de implementar el uso de nuevas tecnologías que puedan servir para acercar los alumnos a la asignatura y despertar el placer de entender y ser entendido (me refiero por ejemplo al uso de Skype que podría ser muy útil para instaurar conversaciones con alumnos de otros países. Un intercambio virtual que se podría llevar a la práctica una vez por trimestre, por ejemplo).


  • Además, se deberían potenciar las actividades de debates y role-play, y se podrían dedicar algunas sesiones a ver en versión original algunos de los programas de mayor éxito televisivo cuyo formato se exporta a varios países, siempre teniendo en cuenta la temporalidad.
En definitiva, considero que si por un lado el planteamiento general del estudio de las lenguas extranjera sería el camino correcto, por el otro todavía debemos trabajar para que estas ideas puedan ser llevadas a la práctica dentro del aula, y para ello es necesario que se llegue a un verdadero consenso entre todos los agentes implicados en este proceso.




[1] Pág. 254

TEMA 5
UNITÀ DIDATTICA: OBJETIVOS, CONTENIDOS, METODOLOGÍA

martes, 15 de diciembre de 2015

TEMA 4

LA ESCUELA QUE APRENDE

Las nuevas leyes educativas han puesto de manifiesto la importancia de concebir los procesos de aprendizajes como: saber, saber hacer y saber ser. Este nuevo escenario conlleva entender el proceso de aprendizaje como un proceso que opera un cambio en hábitos y conductas, estimulando la interacción de quien aprende y de su entorno físico e inmediato, pero también de las instituciones y de la comunidad. Y es precisamente sobre este último aspecto que quería reflexionar a lo largo de estas líneas, a partir de una publicación muy interesante de Miguel Ángel Santos Guerra titulada “La escuela que aprende”[1] donde el autor destaca como el trabajo colegiado entre los docentes puede llevar a un tipo de aprendizaje compartido, en la medida en que los profesionales de la docencia, compartiendo informaciones, no se limitan sólo a enseñar, sino adquieren las habilidades de investigación adecuadas para el análisis de las consecuencias de lo que están haciendo en relación con su alumnado, con la escuela y con la sociedad.

La idea principal es que el docente trabaje de forma eficaz y activa con motivación, ganas y deseo de hacerlo (saber ser), despertando la mente, analizando el entorno no sólo escolar sino también social, político y económico, asimilando lo aprendido y adoptando una predisposición receptiva. Todo habla en la escuela. Hace falta saber escuchar y saber analizar lo que se ha escuchado [2].

Sabemos que la escuela está llamada a desempeñar un papel fundamental en la formación del individuo y en la formación de la sociedad y por ello no debemos de olvidar que el intercambio de experiencias, la puesta en común de estrategias, y la promoción de dinámicas de integración, también enmarcadas en el nuevo espacio europeo en el que nos movemos, non proporcionan un marco importante para diseñar todas cuantas estrategias sean necesarias para lograr un aprendizaje de calidad.

El sentido de la iniciativa, el espíritu emprendedor, la capacidad de planificación son todos aspectos que deberían ser abordados ya no desde una perspectiva aislada de cada docente, sino más bien a través de la puesta en práctica de dinámicas de dialogo y puesta en común, discusiones en las que hacerse preguntas y encontrar soluciones destinadas a mejorar la práctica educativa.

En definitiva, para llevar el cambio a la práctica, es necesario que se comprometan y actúen todos los integrantes de la comunidad educativa y de la escuela, ya que la pluralidad y la actuación de todos los agentes tanto políticos como sociales es fundamental para lograr un aprendizaje de calidad. Los profesores, los padres, los alumnos están llamados a participar activamente en el proceso de renovación de la educación porque la educación es una tarea que compromete a todos los ciudadanos, en su dimensiones ética y política en la medida en que todos se interesen y se comprometan al fin de crear una escuela mejor y, por consecuencia, una sociedad mejor.

Los ciudadanos que piensan y que actúan de forma comprometida y que se enfrentan con pensamiento crítico a la situación actual, mejorando la escuela están mejorando la sociedad entera, porque gracias a una escuela capaz de aprender es posible contribuir a la creación de una sociedad más libre, más equitativa y más justa.






[1] Miguel Ángel Santos Guerra “LA ESCUELA QUE APRENDE Retos, dificultades y esperanzas” ponencia inaugural de unas Jornadas educativas celebradas en Alcalá de Guadaira (Sevilla).

[2] Ibidem, p. 6




 TEMA1: EL ENFOQUE COMUNICATIVO EN EL NUEVO ESCENARIO EUROPEO



Una de las primeras preguntas que todo docente de lengua extranjera debería hacerse es: “¿para qué queremos que nuestros alumnos aprendan una lengua extranjera?” Muchas pueden ser las respuestas, pero creo que una de las más importantes es: para comunicarse. Las últimas investigaciones en el campo de la adquisición de una segunda lengua, inspiradas en el progreso de la Psicolingüística, así como las aportaciones de la Lingüística y de las Ciencias de la Educación, han puesto de manifiesto que nuestro objetivo como docentes no es que los alumnos adquieran solo la competencia lingüística – es decir el conjunto de reglas y conocimientos que determinan saber expresarse con un lenguaje verbal – sino que también sean capaces de lograr una competencia comunicativa en la que concurran todos los aspectos de la comunicaciónSi el “habla” prima sobre la “lengua” es evidente que el objetivo a alcanzar en la enseñanza de idiomas ya no es únicamente la competencia lingüística, un saber formal para producir y comprender infinitas frases correctas, sino una competencia comunicativa, que en palabras de Balboni, lingüista italiano, estudioso de glotodidáctica y punto de referencia para la didáctica de las lenguas extranjeras se puede resumir en saper fare lingua y saper fare con la lingua, es decir, conjugar los aspectos verbales y no verbales utilizando las competencias lingüísticas (morfosintáctica, textual, fonológica y paralingüística) y extralingüísticas (cinésica, prosémica, vestémica y objetual).  [1]

 Por competencia comunicativa entendemos, pues, la capacidad de saber elegir cuando hablar, cuando callar, sobre que hablar con quién, donde y de qué forma.[2]

A partir de esta nueva concepción de los objetivos  que hacen de la lengua un vehículo de comunicación, se desprende la necesidad de diseñar los materiales didácticos en torno a las necesidades lingüísticas y a los actos de habla, es decir unos materiales auténticos, de tipo formal y no formal, que exploten los recursos de las nuevas tecnologías y que sean capaces de satisfacer las necesidades comunicativas; además, el docente deberá esforzarse para convertir la clase en un espacio privilegiado donde simular las interacciones reales, fomentando en el alumnado el desarrollo de su capacidad cognoscitiva y estratégica, además de plantear, en todo momento, un proceso de evaluación acorde con los nuevos objetivos que se pretenden alcanzar.

Por último, pero no menos importante, el docente deberá trasmitir pasión e interés por la lengua y la cultura que enseña, y deberá enfocar el estudio de la misma de manera dinámica, lúdica, divertida, amena e motivadora ya que es muy importante que los alumnos descubran también el gusto y el placer de aprender un idioma y descubrir una cultura.




Como conclusión me gustaría apuntar una última consideración: he destacado al principio de esta reflexión la importancia de estudiar un idioma extranjero para comunicarse, y esa comunicación adquiere, hoy, una fuerza aún mayor si tenemos en cuenta el espacio Europeo en el que se lleva a cabo, un espacio de intercambio, de movilidad, de comunicación permanente que acontece a todos los niveles: culturales, científicos, industriales, etc.  Por esa razón, en una Europa multilingüe y multicultural, fomentar la comunicación ayudará a superar las barreras lingüísticas y culturales, propiciando a la vez el respeto y la tolerancia hacia las identidades y diversidades culturales.





[1] Balboni P.E., Parole comuni, culture diverse. Guida alla comunicazione interculturale, Venezia, Marsilio. 1999
[2] Hymes, Dell (1979), La competenza comunicativa, in Universali linguistici, a cura di F. Ravazzoli, Milano, Feltrinelli, pp. 212-243 (ed. orig. On communicative competence, in Sociolinguistics, edited by J.B. Pride & J. Holmes, Harmonsdworth, Penguin Books, 1972, pp. 269-293)